Cansado, en este lugubre cuarto de hotel, Se marcan en mi tus últimas palabras y esboza mi rosto un llanto, pero ya no tengo lágrimas que llorar. Mi mente acuerda con mi cuerpo un pacto para rendirse juntos ante esta batalla que va mas allá de ganar o perder. Morir no supone una derrota, quizás si un descanso.
Las paredes sudan.
Las puertas Laten.
El reloj parece ir mas rápido.
Aunque los minutos parecen horas.
El recuerdo de nunca conocerte me dice que ya es hora...
Y el arma que sostiene mi mano, no deja de decirme que quiere darme el último beso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario