Rebeldias insubordinadas.

Me encontré un catálogo de Vidas. En ella aparecían los "perfectos" niños rubios con sus orgullosos y superfluos padres. Con sonrisas perfectas, y rostros que nunca conocieron el dolor, ni la vergüenza, ni la desdicha, ni la pena, ni la muerte, o la enfermedad.
Pasando las páginas veía como la perfecta familia, vivía sus vidas. Papá salia todos los días temprano, a su trabajo de vicepresidente del banco de la ciudad, mientras que mamá arreglaba la cena con amigos para la noche. Los niños, eran vestidos por la niñera para su fiesta escolar en la que ambos eran escoltas de la bandera.
Que orgullo. 

Termino con el catalogo y lo doy vuelta para guardarlo. Pero, un momento. hay mas.
Este lado es pegostioso, esta sucio, hiede, y tiene gusanos.
Papá es Vicepresidente, llego donde esta quitándole el trabajo a los honestos. Llama por teléfono a su esposa "Hoy tengo que trabajar hasta tarde amor, perdón por no llegar a la cena con nuestros amigos, disfruta, te amo"
mientras la secretaria se sienta en su falda para besarlo. Acaso eso era el "trabajo extra"? 

Esposa, cuelga el teléfono, sabe todo aunque no sabe nada. agarra su celular, suspende la cena. Alega no sentirse muy bien. Va hacia la vitrina de los licores y se ahoga en ellos. Repite hasta el cansancio el hastío de su vida, lo miserable de su presente. Llegan los niños. Ella llora amargamente, grita cual animal agonizando, hace una escena, rompe los muebles. Los niños con sus ojos desbordando lágrimas, no quieren llorar, pero tampoco pueden parar de mirar, de sufrir, de cuestionarse que sucede.

Dejo el catalogo, la envidia se convierte en Compasión. Sus vidas eran como cascarones vacíos, como figuras de cera, perfectas a simple vista, pero tan duras y vacías por dentro.
El catalogo sigue ahi, esperando a dar luz a quien necesite ver que no todo lo que brilla es oro.